Hace unos días tuve la oportunidad de asistir a SIMA, el Salón Inmobiliario de Madrid y a la gala de entrega de premios de ASPRIMA, la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid.
Tanto el salón como la gala, fueron un primer paso para dejar atrás la llamada nueva normalidad que vivimos para, paulatinamente, volver a la normalidad, que será diferente sí, pero no será lo que es ahora.
Y en esa diferente normalidad, por fin, el promotor inmobiliario va a destaparse frente a la sociedad para mostrar su valor. Somos uno de los sectores con mayor responsabilidad, la de materializar viviendas, el futuro hogar de muchas personas, pero también uno de los que peor imagen arrastra.
Y en esa gala de premios no se habló de ventas, no se habló de producto, no se habló de beneficios, se habló de responsabilidad social corporativa y de sostenibilidad, se habló de regeneración urbana y de innovación, se habló de formación y de profesionalidad (enhorabuena Beatriz Toribio y Félix Abánedes). Se habló, no de revolución, se habló de evolución.
Amor en tiempos del ladrillo
También se habló de amor y pasión a la profesión y de la gran responsabilidad que tiene el promotor, hacer viviendas, cargando con una mala imagen que, con mucho esfuerzo, se va reconduciendo. Lobos con piel de cordero pensarán ustedes, la cabrá siempre tira al monte, me dirán. Ciertamente, el lobo siempre será lobo, no tiene porque camuflarse en un disfraz de cordero, y la cabra está mejor en el monte que en la playa, pero créanme, en la gala vi personas preocupadas por personas y ocupadas en como resolver problemas y no únicamente en ventas, en desarrollar producto o en conceder hipotecas.
Re-evolución
Parte de esa evolución del sector se va a centrar en eso, en conectar a las personas que necesitan viviendas, no con las promotoras, si no con las personas que van a desarrollar esa promoción inmobiliaria. Un discurso que nos encanta, al que nos sumamos y vamos más allá, lo hacemos nuestro desde el respeto, porque es uno de los principales valores que hemos defendido desde nuestros orígenes. Ni lobos ni corderos, ni cabras ni montes, ni malos ni buenos, personas con personas. A ver si el principal motor del promotor no van a ser únicamente los beneficios.
A ver si el principal motor del promotor, va a ser usted.
Sergio López Alcover, CEO e impulsor de Viviendea.
Artículo también publicado en El Periódico de Aquí.