Los últimos datos sobre demanda de vivienda de obra nueva, arrojan un cambio de tendencia sobre la oferta que actualmente se está ejecutando. Se busca vivienda en el extrarradio, con amplias zonas exteriores de uso privativo (por si me vuelven a encerrar, que sea con jardín) y viviendas en ciudad, pero de una superficie mayor y, por supuesto, con terraza (si me vuelven a encerrar, pues eso, que sea con terraza).
Boom
Durante la etapa del boom inmobiliario, la superficie construida de las viviendas, para el mismo número de dormitorios, empezó a disminuir con el fin de contener los precios. Uno de los grandes costes de una vivienda de obra nueva es la construcción y, aunque parezca obvio, si para el mismo número de dormitorios construyo menos superficie, la vivienda cuesta menos y puede ser vendida a un precio más atractivo.
Y, como todo se vendía, el precio fue aumentando y la vivienda se fue haciendo cada vez más y más pequeña, con los arquitectos haciendo florituras con la normativa y las dimensiones mínimas para generar el mayor número de dormitorios en la menor superficie posible.
Sergio López Alcover, CEO e impulsor de Viviendea
Tras diez años (o más) de desierto inmobiliario, los nuevos proyectos de obra nueva, generados principalmente por los mismos equipos de arquitectura, han bebido de esa filosofía. Cuántas más viviendas y de menor superficie, mejor, porque implicará una mejor venta. Pusimos de nuevo en marcha la fábrica de generar viviendas idénticas, seriadas, de la menor superficie posible, pensando en producto y en precio, pero no en lo que la demanda, los compradores, las personas realmente quieren (o necesitan)
Crash
Y vino la pandemia y lo zarandeó todo. Nos pasamos de golpe todos al mundo digital y nos dimos cuenta que nuestras pequeñas viviendas no están pensadas para ser habitadas, que estaban pensadas para ser vendidas.
Una vivienda de tres dormitorios se puede materializar con 75 m² útiles, lo que implica una superficie construida con elementos comunes aproximada de 105 m². El último estudio del observatorio de la vivienda de la UPV arroja un precio de venta medio de 2.200 €/m² en Valencia, por lo que esa vivienda se venderá a un precio medio de 231.000 €, añádanle garaje e impuestos y el coste de esa vivienda superará los 275.000 €. Ojo, no apta para muchos bolsillos.
Plof
Sin embargo, la superficie útil media demandada actualmente para una vivienda de tres dormitorios se aproxima a los 100 m², o lo que es lo mismo, 140 m² de superficie construida y un precio de venta medio en Valencia, con impuestos y plaza de garaje, superior a 360.000 €. Un 30% más que la superficie mínima anterior. ¿Hay demanda solvente para ese tipo de producto? ¿Está preparado el mundo promotor para aumentar la superficie de las viviendas ofrecidas? ¿Son demandas que vienen para quedarse o son modas pasajeras tras la larga pandemia sufrida?
Siempre he defendido que la calidad arquitectónica no está en elegir las calidades de materiales más elevadas o el mejor equipamiento, está en disponer de la mayor superficie posible.
Un gran reto para el mundo promotor, gestores de cooperativas, constructores y arquitectos: evolucionar a otra forma de hacer vivienda. Una gran reto para apostar a caballo ganador.
Sergio López Alcover, CEO e impulsor de Viviendea.
Artículo también publicado en El Periódico de Aquí